El desplazamiento interno de colombianos, un asunto olvidado

Publicado el 13 octubre,2021 Por: Editor

Afrodescendientes, indígenas, niñas y niños, salen de sus poblaciones hacia otras regiones del país. Huyen de la violencia, la falta de oportunidades y el desempleo.

Por: Paula Andrea Velasco, Yuliana Castillo, Jorge Alejandro Fernández y Juan Luis Capaz/Estudiantes de Comunicación Social de CUDES.

Para el año 2017, se reportaron 27 eventos de desplazamiento de colombianas y colombianos del interior del país hacia otras regiones. De esa veintena de eventos, 3 mil 115 eran afrodescendientes y 2 mil 955 indígenas, todos grupos vulnerables que se han visto gravemente afectados por la violencia, el hambre y el desempleo.

Cuatro años más tarde, el panorama no ha cambiado por completo para la población colombiana, ni después de la firma del acuerdo de paz. El desplazamiento parece ser uno de esos problemas olvidados para la clase política tradicional.

En Ituango, municipio de Antioquia, hay alrededor de 4 mil personas que huyeron de sus hogares por amenazas de distintos grupos ilegales. Eso se traduce en que un solo municipio alberga mucho más el número total de desplazados forzados que había en todo Colombia para el 2017 hoy en el 2021.

Desplazamiento interno colombiano. Foto: Cristal Montañéz. Con licencia de Creative Commons.

Entre estas cifras están niñas y mujeres que sufrieron de violencia sexual y violencia de género mientras eran reclutadas de forma forzada por grupos ilegales. Así lo documenta Amnistía Internacional en su análisis sobre Colombia a un año de la firma del Proceso de Paz publicado en la Internet.

La implementación del acuerdo de paz para una paz estable y duradera firmado en el 2016 entre el gobierno y la guerrilla de las FARC-EP, se llevó a cabo en medio de una violencia ejercida por distintos grupos ilegales que no estaban dentro del acuerdo como el ELN y bandas criminales (BACRIM), que siguieron aterrorizando a una población que decidió migrar a otros departamentos.

Vale la pena recordar, que uno de los propósitos prioritarios del acuerdo de paz  fue el cese al fuego de la guerrilla de las FARC. De ahí que los excombatientes guerrilleros tuvieron que presentarse en diferentes campamentos que estableció el gobierno como puntos de normalización para cumplir con ese objetivo. Y hasta allí llegó de nuevo la violencia para la esquiva paz y los ciudadanos tuvieron que irse de sus casas.

Estos puntos de dejación de las armas, responden a los nombre de Zonas Veredales Transitorias de Normalización (ZVTN) y 7 Puntos Transitorios de Normalización (PTN).  Tanto las zonas como los puntos de normalización, quedaron establecidos en departamentos y municipios que presentan altas cifras de desplazamiento forzado como Chocó, Putumayo, Caquetá, Cauca, Guaviare, entre otros.

Desplazamiento interno de colombianos y colombianas en la frontera con Venezuela. Foto: Comisión Interamericana de Derechos Humanos con licencia de Creative Commons Attribution 2.0 Generic (CC BY 2.0).

Dicho de otra forma, cuando se inició la primera etapa de la dejación de armas, solo un 30% de las FARC lo cumplieron, pero el otro 70% aún tenía acceso a ellas y pudieron considerar el regreso a la violencia en territorios colombianos. Armas más, armas menos, después de la firma del acuerdo de paz en el 2016, el desplazamiento interno colombiano continuó en aumento.

Para el 2016 y el 2017, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas reportó 3 mil 549 personas y 913 familias desplazadas por la violencia que vivían  azotadas por los grupos armados ilegales.

Ya en el año 2018, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), expresó su preocupación por medio de un comunicado sobre el desplazamiento interno colombiano de niños, niñas y adolescentes. Entre el 19 de enero y el 18 de febrero del mismo año, 822 personas, entre ellas, 361 niños, niñas y adolescentes, tuvieron que salir por la violencia en zonas rurales del municipio de Cáceres, Antioquia.

Para el 19 de julio de este año, las cifras superan los 4 mil solo en Ituango, Antioquia y las organizaciones de la sociedad civil reportan que no hay garantías para el retorno de las familias que se fueron.

De acuerdo con información de la ONU, durante el 2019 se registraron cifras récord sobre el desplazamiento forzado de la población en el mundo. Cerca de 46 millones de personas huyeron de sus poblados hacia otros horizontes en su mismo país “resultado de conflictos y violencia”, se lee en su página web.

La mayoría de los millones de desplazados de forma interna los concentran cinco países y entre ellos está Colombia. Los otros son Siria, República Democrática del Congo, Yemen y Afganistán.

La realidad es que el desplazamiento forzado interno en Colombia aumenta y sigue siendo un problema en el olvido. Aumenta también el desempleo, el hambre y la falta de oportunidades en las regiones más pobres del país.

Huir del campo y desplazarse a la ciudad de Cali, la historia de Ana María Cucuñame

Foto: Ana María Cucuñame. Cortesía de 
Luis David Zambrano (hijo).

Cerca de 5 millones de colombianos y colombianas huyendo de la violencia y el hambre, dejan sus territorios rurales para desplazarse a la ciudad.

En el municipio de Morales, departamento del Cauca, vivía la familia indígena Cucuñame. Todos sus integrantes trabajaban la tierra, vivían del campo. Cultivando productos agrícolas, vela por los estudios básicos de los niños y las niñas de la familia y su alimentación.

De un día para el otro, la familia Cucuñame tuvo que dejar sus tierras y su vida campesina por la violencia. Un grupo armado de la guerrilla, con el fin de usurpar tierras y apropiarse a la fuerza de ellas, decidieron asesinar al padre de la familia y amenazaron al resto diciéndoles que “si no se iban, sufrirían el mismo destino”.

Así lo cuenta Ana María Cucuñame quien a los 8 años y con el resto de su familia, tuvo que salir rápido del resguardo indígena dejando atrás su casa, amigos, la vida y recuerdos de aquel lugar, entre ellos un oso de peluche que le regaló su papá antes de ser asesinado.

En ese momento toda la familia, primos, tíos, abuelos y hermanos, tomaron rumbos diferentes hacia diferentes pueblos, veredas y ciudades al interior de Colombia en busca de una mejor oportunidad de vidas. Ella optó por Cali, en el Valle del Cauca.

En la presente entrevista, Ana María Cucuñame, cuenta el drama del desplazamiento forzado en Colombia. La misma situación que padecen hoy día, cerca de 5 millones de colombianos y colombianas.

¿Qué es lo más difícil de adaptarse a la ciudad?

“La separación de la familia, el verlos todos los días a verlos de vez en cuando, te encuentras lejos de tus tierras y familia, con costumbres diferentes, sin ayuda”.

¿Qué es lo más complicado de iniciar nueva vida sin familia?

“La parte más difícil es estar lejos de tu tierra, con costumbres diferentes, sin una ayuda porque hay una violación de derechos, eso es lo más duro porque todos los derechos se violan, cuando no se conocen, ni se castigan, los violan con facilidad”.

¿Qué la impulsa a seguir adelante después de todo lo que pasó?

“Mis hijos porque son el motor para seguir luchando. Formé una familia y seguimos luchando por ella, para que ellos tengan un futuro diferente al de uno y que no vivan dentro de la guerra como lo vivimos nosotros”.

¿Ha recibido ayuda por parte del estado colombiano?

“No, no nada. El Estado colombiano nunca nos ayudó”.

Publicado el 13 octubre,2021 Por: Editor

DEJA TU COMENTARIO:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Lo más Reciente

Nuestros Columnistas